Dom Perignon Vintage 2003, una puesta en escena.


Glamour, sofisticación, sorpresa, tensión, expectativa, y una gran dosis de sensualidad pudimos vivir en la presentación de la última añada de Dom Perignon, uno de los productos de lujo mas anhelados del mundo.  Vintage 2003 es una cosecha especial. La tensión entre las partes que integran la estructura de este magnífico Champagne lo hacen perfecto.  La cena creada y llevada a producción teatral por Moet Hennessy Mexico, es histriónica y atrevida.  Una galería de arte donde una mesa en color negro era la escenografía. Negro terciopelo, negro mantel suave,  negros centros de mesa con negras hojas y flautas que permitían dar estética y presencia. Para sorpresa de muchos las copas no eran la acostumbrada flauta, era una copa de vino tradicional de cristal con  perfecta forma tulipán que permitió abrir el Champagne extraordinariamente.  5 fotografías grandes nos permitieron ver los colores de los ingredientes de la cena de cinco tiempos.  Blanco la pureza, representando el  huevo del primer tiempo. Amarillo la abundancia representando el azafrán.  Tercero polvo verde de  té matcha, representando la libertad, cuarto la flor de Jamaica, pasión. Por último negro, la elegancia, nuestro mole oaxaqueño.

El primer tiempo fue  una locura. Un cascaron de huevo, en su interior la yema semi-cocida con una espuma de especias donde el anís, la pimienta blanca y la semilla de cilantro permitieron que el Rey de la noche mostrara su versatilidad.  Dom Perignon destacó las especias del platillo y la floralidad del champagne en un maridaje desafiante que resulto celestial. ogane.  El huevo represento Francia, el país de origen.   El segundo tiempo un Risotto al Azafrán representando a Italia y el Mediterráneo, un maridaje  floral, elegante, cremoso que permitió extraer la untuosidad del champagne. El entre tiempo fue un trago de té japonés que dejo la boca vibrante, larga y profunda con notas verdes y astringencia, jugando asi con la increíble mineralidad de Dom Perignon.  El cuarto tiempo de la obra lo tuvo el Caviar Ruso. Maravilloso, metálico, salado, iodado y jugoso que reposaba sobre una cama gelatinada de jamaica destacando la acidez y la mineralidad del champagne. Por último la locura final, mole oaxaqueño con foie gras. Para este tiempo la sorpresa de los invitados era digna del mejor encuentro teatral. Un final sublime, de sorprendente cadencia, de extraordinario movimiento.  Perfecto.

Dom Perignon 2003 es un espectáculo.


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