Por Sandra Fernández
Probar Chablis es probar la esencia y el terroir de una región vitivinícola sin igual.
El suelo calcáreo conocido como Kimmeridgian, el clima Continental y la uva Chardonnay lo
hacen todo en una sincronía mágica.
Vinos frescos, minerales, con puntiaguda acidez y extraordinarios amigos
de la comida.
Laroche nos llevo de la mano por los diferentes niveles y
categorías de sus vinos de Chablis para poder entender y apreciar cada uno, al
paso que probamos el maridaje que el Chef Pedro Ortega nos brindó en el
Restaurante Estoril Polanco.
Iniciamos en el Chablis Saint Martin 2010, un genérico que proyecta la pureza del terroir y de la uva chardonnay de la
zona más extrema. Su evidente frescura y
notas todavía vivas de fermentación nos dieron manzana verde, limón agrio,
toronja, piña verde y mucha mineralidad al tener cero paso por barrica.
Chablis Le Vaudevey Premier Cru 2008 con
orientación sureste recibiendo el sol temprano hasta medio día, logra una expresión
aromática muy prolongada. Su nariz floral debido al clon de Chardonnay + Muscat
y su excelente acidez un poco más moderada asi como la barrica usada para una
fermentar el 15% del vino le da mucha elegancia.
Por último el Chablis Grand Cru Le Blanchots 2006 ubicado en uno de
los únicos 7 viñedos clasificados Grand Cru en la región. Un perfil igualmente cítrico acompañado con
muchas flores, miel, piña y elementos más maduros que lo hacen sin duda uno de
los grandes.
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