Entrevista - Feminis.com


Sandra Fernández, empresaria de Tierra de Vinos


Sólo cuatro mujeres en México tienen la categoría de catadoras y jueces de vinos. Sandra es una de ellas y su amor por la enología la convirtió en una exitosa mujer de negocios en ese campo.


La conversación se dio en su "propio terreno", es decir, su muy conocido restaurante de la colonia Roma. En medio de un evento en el que debía participar, tomó tiempo para atendernos y conversar con nosotros.


¿Cuándo supiste que tu vocación estaba relacionada con la enología? Siempre tuve claro que me iba a dedicar a dar servicio y atención, algo que me permitiera entrar en contacto con la gente. Empecé en la hotelería, donde el tema de alimentos y bebidas era lo que me gustaba. Después encontré que los vinos me apasionaban: comencé a estudiarlos y tuve la oportunidad de contar con el respaldo de buenos profesores que me ayudaron a entenderlos.


¿Quiénes han sido tus referentes en el medio profesional? Tres personas: Karen McNeil, John Buchenstein y Bulmaro Montes. Karen fue la primera escritora de vinos en los Estados Unidos. Colaboró en el The Wall Street Journal y también fue directora de la escuela donde estudié; de ella admiro su magia y elegancia. En el tema de la cata, conté con la asesoría de John Buchenstein, quien entrenó mis sentidos para ser juez y catador. Finalmente, Bulmaro Montes es un viticultor mexicano que vive en California desde hace muchísimos años. Él me enseñó a entender la tierra.


DE BUENA COSECHA


¿El restaurante Tierra de vinos es tu sueño hecho realidad? Sí, claro, pero también es resultado de la visión compartida de un grupo de personas que coincidieron en el momento y el lugar adecuados. De hecho, este lugar no fue una idea mía, sino de mi socio Manuel Benet y de su padre; nos unió la pasión por el vino, la comunión de ideas en torno a un proyecto.

¿Tuviste intentos previos antes de esta experiencia? Quería empezar en México un negocio relacionado con el vino, donde pudiera aplicar y compartir mis conocimientos, y como por arte de magia surgió Tierra de vinos. Inició como una empresa muy chiquita, de 20 personas. Hoy, cinco años después, tenemos dos sucursales, en la colonia Roma y en Santa Fe. El negocio se compone de 120 empleados y una distribuidora que atiende y asesora a 100 restaurantes en la Ciudad de México. Además, contamos con una escuela y una propuesta de vinos. El tema de esta bebida puede ser tan difícil y snob como quieras hacerlo, pero nosotros luchamos por enseñarlo como algo cotidiano.

¿En qué momento te vislumbraste como empresaria? Luego de dos situaciones coyunturales: primero tuve una invitación formal de los creadores del concepto para convertirme en socia del negocio, aportando dinero y trabajo. Después tuve personal a mi cargo. Al convertirte en empresaria, los empleados esperan más de ti: eres el jefe que los conduce y ellos te hacen ver tus errores, lo cual te hace crecer.

¿Cómo logras el equilibrio en tu vida personal? He tenido que sacrificar cosas a causa de mi actividad profesional. Es difícil darse cuenta de que muchas veces no cuentas con el apoyo y la comprensión de quien más esperas tenerlo, pese a creer en un proyecto de pareja y profesional. No soy una mujer abnegada ni sumisa. Luego de una ruptura tan fuerte como el divorcio, me obligué a salir adelante desde el punto de vista financiero, intelectual y profesional.

A TU SALUD

¿Has enfrentado obstáculos profesionales por cuestión de género? En este medio hay pocas mujeres, y las que estamos somos muy trabajadoras y responsables. Hay cierta empatía natural entre nosotras. Nos conocemos y sabemos que a cada una le costó mucho llegar aquí. Eso es muy motivador.

¿El hecho de ser mujer te da un plus en los negocios? Sí, y tiene que ver con la sensibilidad. El medio del vino en México no se percibe como un tema femenino. Muchas veces los clientes me dicen: verte aquí es como estar frente a una mujer corredora de autos. No fui la primera en ingresar a este medio, pero sí la primera que dijo que ameritaba el mismo trato una botella de 90 pesos que una de 20 mil.

MAL BOUQUÉ

¿Qué le falta a la producción mexicana para competir con lo mejor del extranjero? En general vamos por buen camino, pero nos falta unir esfuerzos y dejar de ser individualistas. Si no competimos en equipo ?gobierno e iniciativa privada?, nos va a costar más trabajo tener un proyecto de exportación. ¿Que hizo Uruguay?, ¿qué hizo Argentina? Crearon un proyecto conjunto. Antes, a los viñedos de Australia no los conocía nadie en el mundo, excepto Inglaterra, pero se partió de una visión compartida que logró el reconocimiento.

¿Cómo andamos en relación a las marcas chilenas? Mal. Lamentablemente, sólo las bodegas clásicas y de mayor producción tienen presencia en Estados Unidos y en el mercado europeo. Nuestra participación en el comercio de exportación no llega ni al punto cero uno.

¿Consideras que se vive un boom del vino en la actualidad? Sí, lo que es una gran ventaja, pero también hay que tener cuidado; cuando quieres comprar un buen jamón no vas al supermercado, aquí es igual. Es bueno el boom, porque implica acercarse a todos los estratos, pero también es importante aprender más sobre la calidad.

FUTURA CRIANZA

¿Qué planes tienes para el futuro? Seguir un paso adelante de la competencia. Tal vez no fuimos los primeros en todo, pero sí los que nos hemos mantenido a la vanguardia; queremos ser los mejores siempre.

¿Y los personales? Tengo un proyecto de estudio para obtener el título profesional The Court of Masters Sommeliers. Por otra parte, creo que a un año y medio de mi separación estoy lista para querer y dejarme querer.

¿Qué mensaje de éxito quieres compartir con nuestras lectoras? Considero que la vida en pareja es maravillosa, siempre y cuando no te haga perder tu individualidad. Cada quien debe tener un espacio propio: es indispensable para que sepas arreglártelas sin ayuda de nadie, bajo cualquier circunstancia.

Sandra Fernández Gaytán cursó la licenciatura en Administración Hotelera en la Universidad Iberoamericana. Obtuvo un postgrado en la escuela de cocina Cordon Blue, en Florencia, Italia. Realizó estudios de Enología y Viticultura en la Universidad de Davis, en Sacramento, California, donde fue entrenada para ser juez y catadora profesional. Obtuvo el título Certified Professional in Wine Studies después de dos años de estudios en el Rudd Center del Culinary Institute of America en Napa Valley, en Estados Unidos. En 2006 fue distinguida con una mención especial a nivel nacional como la promotora más importante de la cultura de vinos en nuestro país por la Asociación Mexicana de Sommeliers. En 2002, creó junto con sus socios el concepto de Tierra de vinos, un espacio para disfrutar de esa bebida y de todo lo que la rodea.

1 comentario:

  1. Es bueno ver empresaras profesionales mexicanas, que hay pocas, hacer una marca en la industria, y más esta que es en su mayoría de hombres. Felicidades!

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